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Partido: 31-08-1947

Domingo, 31 de agosto de 1947

 

  • CLUB DEPORTIVO GRAN CANARIA
  • REAL MADRID

 

PRESENTACION DE LOS MADRILEÑOS

El Real Madrid logró una amplia victoria sobre el Gran Canaria

2- 7. Que existían muchos deseos, que había ganas de ver algo distinto, algo que no fuera lo nuestro siempre en fútbol, lo comprobamos en la tarde de hoy al llegar al Estadio las Palmas, muy próxima ya la hora de comenzar el encuentro Madrid-Gran Canaria, de presentación oficial de los campeones de la Copa del Generalísimo. Las gradas se hallaban muy pobladas, albergando gran número de aficionados, en los cuales observamos ese deseo, ese interés, esa ilusión por ver algo distinto o admirar el gran juego de que nos habían hablado practicaba el Real Madrid. Y nuestra curiosidad se vio satisfecha, aunque no íntegramente nuestras ilusiones. ¿Por qué? Razonemos.

¿Vimos jugar al Madrid? Creemos que no. El once Campeón de España no pudo dar todo lo que sabemos por referencias periodísticas es capaz de realizar sobre una cancha y debido a lo cual ha conquistado ese título que ostenta y pasea tan orgullosamente por la Península. El Real Madrid para ofrecernos el curso de juego que nos ha prometido tendrá que esperar a otro encuentro, donde se enfrentará con un cuadro mejor, más acoplado, que juega más y deja jugar también, y tendrá del terreno - factor importantísimo en esta ocasión - un conocimiento más profundo. Estas dos circunstancias valedoras, que actuarán de su parte, harán posible ese gozo del aficionado ante el rodar rápido y bien controlado de la pelota que ya se apuntó muy bien en diferentes momentos del partido de hoy, el de su presentación. Por eso estimamos prudente no apurar los conceptos, sino dar margen al Campeón de España para que se adapte un poco más a la dureza del terreno y al bote del balón, para que el ensamble perfecto de que alardea el cuadro, tenga una realidad espléndida el próximo jueves, al enfrentarse al Marino, cuadro más sólido y de más conjunción.

Hoy el Madrid salvó airosamente el primer partido. Con un rendimiento muy por debajo del acostumbrado en sus jugadores, batieron a nuestro reforzado Gran Canaria por siete a dos, que ya es tanteo elocuente. Enlazaron la pelota por el método más sencillo y rápido y fueron oportunos, calculadores, rematadores potentes cuando se hallaron frente al marco, no perdiéndose en la zona de la verdad con arabescos ni pases que permitían la colación del defensor adversario. Dureza y velocidad en impulsar la pelota a la red, ese fue todo. Y así llegaron siete tantos.

Con un poco más de suerte, el resultado se habría elevado más. Un balón pego en el poste y dos salieron fuera por poco. En otras ocasiones, el acoso a la meta no fue "como de campeonato", por lo que las situaciones las resolvió nuestra zaga con cierta facilidad.

En conjunto podemos decir que el Madrid no tuvo hoy el adversario de potencia y bríos para ponerle en peligro. Ahora bien, el jueves el aspecto del partido, podemos adelantar cambiará bastante. Y será el momento en que los campeones de España, más adaptados al terreno y ante un once más homogéneo, nos pongan sobre la cancha todo ese juego brillante, bien enlazado, de que están imbuidos sus hombres. Y con verdadero interés, con ansiedad, esperamos esa jornada próxima.

Pese a que se trata de un conjunto armónico, en que cada elemento juega para el resto, tenemos que destacar algunas figuras notables del cuadro blanco visitante. Sus interiores, Barinaga y Alonso, son finos jugadores. Dominan la pelota, avanzan con ella junto a la bota, le pegan fuerte a lanzarla contra el marco adversario y lo hacen con colocación magnífica. Alsúa y Vidal, dos extremos de fácil centro y compenetrados con sus interiores. También se internan para disparar, cosa que hacen con soltura. Y esta cualidad llega al máximo en Pruden, el gran realizador de la vanguardia, de gran oportunismo. Atento a la pifia del contrario, sabe hallarse situado para aprovechar cualquier balón malogrado por un defensor. Hoy, en dos ocasiones demostró su oportunismo.

Huete es de los medios, el mejor. Marca muy bien y es dominador de la pelota. Lo hace con facilidad y entrega siempre con medida. Clemente nos pareció el clásico zaguero enérgico, con su lección aprendida: impedir el paso del delantero. Y hoy varias veces nos lo dijo. Bañón tuvo muy pocas intervenciones y complicadas ningunas. Tenemos que esperar a otra ocasión para hacernos cargo de su fama.

Pese a los esfuerzos, que es posible "lo reforzaran", pero no que le dieran ensamble el Gran Canaria no brilló como once, ni fue tampoco enemigo de cuidado para el Madrid. Realizó si, algunas jugadas muy vistosas, que el público apreció y aplaudió, pero no estuvo en la brega durante los noventa minutos, ni crearon complicaciones o hizo sufrir al bando blanco madrileño. Tampoco le jugó a la contra, no jugó homogéneamente. Puede decirse que hasta le tuvo un poquito de miedo al Madrid. Este, por el contrario, al darse cuenta de su poca calidad y cohesión, jugó con más confianza y serenidad, sin esforzarse ya que no había necesidad de mayores bríos para obtener una victoria holgada.

Como ha hemos dicho, preciso será esperar a una nueva salida del club campeón nacional para juzgar su clase como equipo y hacer la crítica debida. Hemos de no precipitar el razonamiento. Un poco de mesura se impone. Un encuentro no es suficiente para hacerse cargo de lo que vale íntegramente un once que tantos éxitos han logrado en terrenos peninsulares y hoy aquí con muchas circunstancias en contra, apuntó que debe ser un conjunto armónico, de más juego e integrado por jugadores de alta clase, que no se hallan aún en condiciones para rendir el máximo.

Nuestra primera impresión es que en el Madrid hay más equipo del que hemos visto jugar. Veremos si los hechos en futuros partidos nos dan o no la razón.

Cuando saltaron a la cancha los jugadores del Real Madrid, el numerosísimo público que se hallaba en las gradas del "Las Palmas" les saludó con una ovación cerrada, procediéndose después de la presentación del Gran Canaria, a iniciar el juego, cosa que realizaron los visitantes. Estos estaban alineados así:

Madrid: Bañón; Clemente, Sport; Pont, Ortiz, Huete; Alsúa, Barinaga, Pruden, Alonso y Vidal.

Gran Canaria: Hilario; Mario, Martel; Nóbrega, Campos, Cabrera II; Sanabria, Ramos, Del Toro, Bermúdez y Cabrera I.

Malogran los grancanaristas por mediación de Sanabria una ocasión de marcar, al lanzar alto, y luego es Pruden quien dispara bien, sujetando Hilario. El juego transcurre a base de entregas en corto de los madrileños, que se colocan mejor y pasan con rapidez, hasta que llega el primer gol, obra de Barinaga, de un tiro raso con la izquierda, que Hilario pudo detener. Y un minuto después Alsúa entrega a Barinaga, quien deja pasar a Pruden, y éste cede a Vidal, que remata cruzado y hace el segundo tanto. Malogra Del Toro siete minutos más tarde el empate al chutar alto y Ramos tiene la misma suerte después, pero en la jugada siguiente, el delantero centro local pone en las mallas la pelota al rematar el pase de Bermúdez. Este dos-uno anima a los blanquillos, que vuelven a la carga, pero Bañón se hace con el balón en rápida salida. Y a los treinta y ocho minutos, un centro de Alsúa llega hasta Alonso, que empuja a Mario, cometiendo falta que no señala el árbitro y la pelota va hacía Barinaga, que llega, remata y hace el tercer tanto de la prime parte. Y así nos vamos al descanso.

Es de superioridad manifiesta de los madrileños la segunda parte. Un fallo de Martel lo aprovecha Pruden para internarse y obtener el cuarto. Después Del Toro pierde una ocasión para batir a Bañón y más tarde Hilario realiza la mejor parada de la tarde a un tiro de Barinaga, pero no puede impedir a los treinta minutos que el córner sacado por Alsúa muera en su red directamente desde la esquina.

El sexto gol lo marca Pruden al aprovechar una pifia de Martel e internarse, no logrando Hilario, pese a su salida, evitarlo. Siete minutos antes de finalizar, Pruden consigue el último tanto madridista y Del Toro, dos más tarde, el segundo local de penalty.

Y acaba el encuentro siete-dos, tras un arbitraje regular del señor García, a quien se le fueron por alto algunas faltas de los visitantes.